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jueves, 4 de septiembre de 2014

Y el lunes empecé (83,5kg)

Día 3

Que no haya escrito el lunes no significa que no cumpliera mi promesa, porque el lunes empecé de verdad de la buena.
El sábado decidí comprar todos los ingredientes que iba a necesitar para las recetas del planning que mi hermana (abogada vegana con amplios conocimientos en nutrición) me había preparado. Yo le pedí una dieta "detox" pero que incluyera proteínas de origen animal, ya que soy reacia a los extremos y mi cuerpo de vez en cuando me pide carne ya que hace unos años tuve un episodio en el que me comí un bote entero de americain préparé (carne picada cruda mezclada con especias) después de llevar casi 5 meses malcomiendo a base de verduras, huevos, chips e hidratos de carbono y no quería volver a repetir esa experiencia tan desagradable, ni esa ansiedad por comer carne. Así qué me preparó un planning que mezcla fruta y verduras con proteínas de huevo o de pescado (muy pocas, la verdad...) que me he dispuesto a seguir a rajatabla durante la friolera de 40 días.

En realidad el plan detox de ataque quería hacerlo 21 días, pero la experta me indica que no es suficiente y menos si lo que pretendo es adquirir buenos hábitos, así que no me queda otra que acatar órdenes y seguir las pautas indicadas.

Al principio, cuando vi que el planning incluía alimentos que normalmente ni huelo en las dietas como el aguacate o lentejas, me plantee si además de desintoxicarme (objetivo 2), perdería peso (objetivo 1), pero decidí no quejarme y darle una oportunidad.

He de decir que me está resultando más duro que cuando hice la Dukan, principalmente porque la verdura me sacia demasiado rápido... ¡Y más rápido aún la digiero! Así que en una hora aproximadamente ya tengo hambre. Además, como me he quitado el café y el azúcar refinada, el dolor de cabeza y el mal cuerpo se me ha hecho insoportable (¿he dicho ya que estamos a tope en el trabajo y que eso me estrés a haciendo que tenga más hambre y ganas de comer alimentos procesados?).

En general la sensación de los dos primeros días ha sido de cansancio absoluto, no podía tirar e de mi cuerpo, pero por inercia he seguido el plan (cuando te duele la cabeza y tienes hambre, olvidas hasta tu meta más cercana). Anoche a las 23:15 estaba ya en la cama medio dormida a pesar del calor que está haciendo estos días, pero los mosquitos me despertaron a las 4:30 de la mañana y como mi cuerpo ya estaba descansado, tardé en volver a conciliar el sueño así que esta mañana no había quién me sacara de la cama.
Curiosamente hoy no me ha dolido la cabeza hasta la tarde, así que creo que voy poco a poco superando el mono del café y me he sentido con más energía, no la suficiente como para aguantar y rendir en mis largas jornadas de trabajo y señora de mi casa, pero sí como para sobrevivir a la jornada laboral (que, a fin de cuentas, es lo que paga las verduras y la fruta...).

A pesar de este cansancio que me está matando, estoy bastante satisfecha con los resultados. El primero es que me obligo a hacerme comida y cena elaborada cada día (¡se acabaron los sándwiches!), el segundo es que he notado que los granitos irritados de mi frente se están calmando, el tercero es que ya he bajado 1kg (el que había cogido en las últimas dos semanas...).

Aún no estoy satisfecha de los resultados, pero para llevar 3 días no está nada mal. Aún tengo pendiente caminar una hora, pero el terral no lo permitía. Esperemos que mañana baje un poco la temperatura, porque estoy un poco floja como para caminar a 38 grados.

Ahora vota ver si duermo (a ver quien es el guapo que se duerme con 28 grados y con una horda de mosquitos picando sin parar).

Volveré antes de que acabe la semana.

viernes, 29 de agosto de 2014

El lunes empiezo

El lunes empiezo. ¿Quién no ha dicho esa frase alguna vez? Es una frase cargada de buenas intenciones, de ganas, de energía positiva... Que se suele decir un miércoles o un jueves para seguir con tus malos hábitos unos días más. Para... Despedirte, digamos.
Pero del miércoles (o el jueves) al lunes hay muchos días, el trabajo te deja agotada, el fin de semana lo pasas en la calle y el domingo por la noche las buenas intenciones, las ganas y la energía positiva se han quedado por el camino. Y llega el lunes, te traicionas a ti misma, y sigues con tus malos hábitos y tu rutina de mierda.

El sábado pasado le dije a mi señor marido esa frase. Peor aún, le dije "el día 1 de septiembre (lunes) empiezo".

Mi señor marido me miró escéptico, pero vio en mis ojos una chispa que siempre falta cuando se dice esa frase y que hace que nunca la cumplas: vio que tenía un objetivo, una meta, y que era más fuerte que la pereza, la rutina de mierda y los malos hábitos. Ese objetivo que hace que llegue el lunes y cumplas con tu misión.

Imagino que alguna ya habrá imaginado que mi objetivo es perder peso porque, si bien la dieta Dukan funcionó y pude mantenerme sin problemas, al irse mi señor marido dos meses a los países nórdicos, perdí un poco (mucho) el norte de mi buena rutina y entré en un letargo del que salí con 10 kilos más.  Un desastre. Además el estrés del trabajo y la falta de ejercicio físico no ha ayudado mucho, sinceramente.

Si bien en los dos últimos meses me he puesto las pilas y trato de mover el culo al menos un ratito al día, mis malos hábitos alimenticios han logrado que lo poco que pierdo, lo acabe recuperando al día siguiente y así en un ciclo sin fin.

Así que, sí, me he propuesto bajar hasta los 72kg (meta realista y alcanzable).

Pero mis objetivos van más allá. No sólo quiero perder peso, quiero desintoxicar mi cuerpo (y mi mente) de todo lo que me hace daño y que me tiene sin energía y con la piel mustia. Cambiar por dentro y por fuera.
No se trata sólo de comer bien (sí, me voy a unir a la moda de los batidos verdes que hacen juego con mis gafas de pasta, y a la quinoa ecológica), o de hacer ejercicio (caminar, correr, fortalecer y tonificar espalda, barriga, piernas y brazos). Voy a volver a hacer todas esas cosas que realmente me gustan, que se me dan bien y que por pereza no hago. Una de ellas recuperar mi el control de mi blog y escribir, al menos, una entrada por semana. Aunque sólo sea para escribir lo poco que me gusta la dieta crudivegana y que daría mi alma por un buen plato de patatas fritas con chorizo.

También voy a acabar con un proyecto de traducción de la red social de Inquaris y voy a retomar las historias que tengo pendientes en Wattpad. Voy a volver a echarme potingues y a maquillarme por las mañanas. Voy a ponerme tacones y, en cuanto se vaya el calor, a alisarme el pelo para enamorar aún más a mi señor marido. Y voy a ahorrar para ir a Sudamérica a ver a mi querida hermana, visitar Marrakech e ir un par de semanas de camping por Francia el próximo verano.

En definitiva, voy a salir de mi agujero y a hacer esas cosas simples que tanto bien me hacen y que tanto echo de menos.

Y todo, señores, porque tengo una meta: ser feliz.

Lo dicho, el lunes empiezo. Nos leemos el lunes.

domingo, 3 de noviembre de 2013

And I'm in love with being Queen




¿Alguno de mis lectores me ha seguido por casualidad desde mis comienzos? ¿no? Si nadie lo ha hecho es porque he sabido esconder bastante bien mis huellas. 

¿Que a qué viene esto?

Por si no lo sabíais, yo era una princesa. Tenía un castillo en medio del mar y, como buena princesa rebelde, me escapaba huyendo de mis responsabilidades, de hacerme mayor. Y, en una de esas salidas furtivas, perdí mi Corona.

Perder la Corona fue como perderme a mí misma. Y estuve perdida dando tumbos en tierra de nadie durante años. Y lo peor, es que poca gente se dio cuenta de que era la heredera de un Reino poderoso y mágico, por ello se aprovecharon de mí, se rieron en mi cara y no me creían cuando les decía que si me ayudaban, algún día les compensaría.

En mi odisea por recuperar la Corona me me otorgaría las llaves de mi reino me acompañaron personas que siempre creyeron en mí. Personas que me animaban a seguir adelante y que, incluso, me facilitaban las cosas (las princesas solemos ser bastante torpes cuando se nos deja en la calle...).



Mentiría si dijese que la salvación me vino de la mano de un príncipe. Los príncipes que conocí todos acababan convertidos en rana. Pero sí que conocí a alguien que me dio la mano y con una sonrisa de oreja a oreja me juró que, aunque no tenía nada que ofrecerme, jamás me abandonaría. 




Finalmente, tras muchas pruebas y obstáculos, encontré mi Corona y llegué a mi Reino. Pero mi Reino estaba patas arriba, así que ayudada por mi consorte y fieles amigos, trabajamos duro para convertirlo en un lugar habitable. Y seguimos trabajando duro, porque ya no soy princesa, ahora soy Reina. Y adoro ser Reina.


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Pero a esta Reina tanto trabajar, tantas poco dormir, tanto no parar, le está pasando factura en la piel (y ahora que entra el frío, más aún).

Así que cuando abrí el cajón de los potingues, vi que mi crema de verano de Sannai ya se me queda corta, porque el cambio de temperatura y tantas horas en la oficina me la está matando, así que me fui de compras con mi queridísima hermana y en el stand de Chanel, una crema con olor a rosas me llamaba: el Hydra Beauty gel crème y el Hydra Beauty gel yeux. Estas dos cremas están pensadas para pieles mixtas con tendencia a irritarse. Son hidratantes, no tienen más artificios, pero la verdad es que hoy por hoy no necesito tratar arrugas y para prevenirlas aún me queda concentrado de Sannai... y prometen proporcionar hidratación y luminosidad... ya os contaré.


domingo, 7 de julio de 2013

Si no estás

Mi señor Marido me ha dejado sola en casa por un par de días, así que me he puesto manos a la obra y he pasado el día cocinando y congelando, que el verano es largo y en unos días comienza Ramadán.

Como tenía unos 2kg de carne de ternera picada, la he separado en dos cuencos.

En el primer cuenco he preparado kefta para hamburguesas y albóndigas para un tajine. Para las hamburguesas, he aliñado la carne con comino, sal, perejil, pimentón dulce, pimienta, jengibre y canela. Luego he hecho bolas, las he aplastado dentro de un papel film y directas al congelador.

Para el tajine, primero he hecho un sofrito con cebolla, tomate natural, aceite de oliva y cúrcuma (así coge un color más bonito). Luego le he echado tomate triturado, guisantes y las albóndigas y lo he dejado una hora a fuego lento. Luego todo en un tupper, y al congelador.

Con el resto de la kefta he hecho malah (saladitos). La he aliñado con las mismas especias pero variando las cantidades para darle más sabor picante, le he picado una cebolla y champiñones, le he echado unas gotitas de salsa de soja estilo indonesia y estilo japonesa.

Luego he extendido la masa quebrada (no tenía hojaldre), la he partido en dos, la he rellenado con parte de la carne picada, luego la he pintado con huevo y le he puesto sésamo. La he dividido en trozos de 2cm más o menos y lo he tenido en el horno una hora aproximadamente.

Con otra masa, le he echado tomate frito y la carne picada que me había sobrado. He hecho como un brzo de gitano, lo he dividido en trocitos y otra hora horneando.

Finalmente, con un resto de chorizo halal que me quedaba, he hecho palmeritas rellenas de chorizo. La verdad es que me han quedado un poco deformes, pero de sabor están estupendas.

Aún me queda masa para hacer palmeritas de aceitunas, pero ya estaba un poco cansada y he decidido parar, que mañana ya es lunes y toca volver al lío...

La verdad es que estoy echando mucho de menos a mi Sr. Marido. No estoy acostumbrada a no estar con él y mucho menos a dormir sola (aunque eso de tener la cama toda para mí es un gusto), pero he de reconocer que el día ha sido bastante productivo. Y ahora a prepararme que mañana es lunes y hay que estar al 100%.

domingo, 19 de mayo de 2013

Inspiración y otros sueños

Quién me conoce bien, de verdad, desde el principio de los tiempos, sabe que en mi tierna infancia hay dos momentos que marcaron un antes y un después: el día que aprendí a leer (con a penas 4 añitos recién cumplidos) y el día que aprendí a escribir (que fue, más o menos, a la vez).

Esta habilidad innata para la palabra escrita o leída (y hablada, porque aprendí a hablar antes que a caminar) es la que me ha facilitado el aprendizaje de idiomas durante toda mi vida y hasta hoy (y Chomsky tiene razón, ¡la Gramática Universal existe!). De hecho, si aún no he ido de cabeza al paro como tantísima gente, es gracias a esa habilidad lingüística que no deja de salvarme el culo una y otra vez (bueno, eso y la suerte. Y, por qué no decirlo, porque soy inteligente y buena en mi trabajo. No, no tengo abuela jeje).

Pero no se trata sólo de idiomas, hay algo más que no muchos conocen y que se me da bien. Se me daba bien: escribir historias.

Escribía historias a todas horas en alguno de los cuadernos que me iban regalando para ello. Tuve mi etapa de poetisa, de relatos de fantasía, de cuentos, de terror... incluso alguna historia de misterio y asesinatos (ojo, que esa la escribí con unos 12 años tras una bromita-no-muy-graciosa de un amigo de mis primos).
Luego llegaron las historias de fantasía/amor bien en forma de fanfic, bien origen de mis propias ideas.
Pasaba el día imaginando historias en mi cabeza y luego plasmándolas en papel, a veces incluso se trataban de sueños que había tenido y que seguía recordando al amanecer.
Era tan fácil, tan sencillo, tan parte de mí... soñaba con convertirme en escritora y para ello no hacía más que devorar libros y escribir. De los libros aprendí la corrección, la buena gramática, la puntuación. No creo que haya nadie que haya tenido nunca una colección de "Barco de Vapor" tan extensa como la mía... y no de los libros verdes, no, ¡de los naranjas y de los rojos! ¡y muuucho antes de la edad indicada! (siempre he sido y seré una snob de lo intelectual, es lo que hay).

Pero un día dejé de hacerlo. Dejé de escribir. Las historias seguían en mi cabeza, seguían naciendo, creciendo... y muriendo, por que no era capaz de plasmarlas en el papel. No sé qué pasó, no sé qué cambió, pero un día perdí la inspiración y, a día de hoy, no ha vuelto a mí.

Y por eso siempre tengo un blog entre manos (éste o cualquiera de los que he ido abriendo y cerrando desde que descubrí internet).
Y por eso soy una devoradora compulsiva de libros. Desde que he descubierto la app de Kindle para Android, más. Y en versión original, que suelen ser más baratos, porque no hay bolsillo que aguante mi ritmo de lectura.
Y por eso soy fiel admiradora de Laura Gallego García y de sus maravillosos libros, porque ella ha logrado su sueño. O de Kelly Dreams (¡gracias, oh Amazon, por descubrírmela!) que a fuerza de sudor y trabajo está logrando que pueda vivir de sus creaciones (y que, por cierto, es un sol). También de Nia Belles que escribe con una delicadeza que con un sólo libro ya me ha llegado al corazón y se ha convertido en una de mis favoritas. Ellas son para mí algo muy especial, porque han logrado conseguir algo que yo he dado por perdido. No puedo sentir más que admiración por ellas.

Sé que algún día la inspiración volverá a mí, que cogeré boli y papel (o el ordenador y así me ahorro pasar después a limpio) y que podré quitarme de un plumazo toda esta frustración de querer y no poder. Daré una vez más rienda suelta a mi imaginación y escribiré algo, aunque sólo sea para mí.
Pero mientras ese momento llegue, seguiré leyendo a mis heroínas (y héroes, que también los hay). Seguiré siendo una de sus muchas lectoras en la sombra.


domingo, 17 de febrero de 2013

Dukan

Bueno, una más que se ha unido al Club Dukan.

Todo empezó cuando mi Señor Marido (Sr. M. en adelante) decidió que las Navidades habían pasado factura a su cuerpo de atleta y empezó a interesarse por la dieta del famoso señor Pierre Dukan.

Mi hermana ya la había hecho y, la verdad, es que el resultado había sido espectacular, pero yo tenía una actitud reacia a todo lo que supusiera hacer sacrificios...
Pero, no me preguntéis cómo, acabaron liándome para unirme al club.

La primera fase fue corta y relativamente fácil. Relativamente porque en mi trabajo somos muchos y es raro el día que no hay un cumpleaños, santo, boda, etc. Por lo que siempre hay picoteo y dulces. Huelga decir que los cuatros días de la fase 1 coincidieron varias celebraciones seguidas...
En esta fase perdí casi 3kg... No tiene mucho mérito porque se pierde mucho líquido y porque estaba comiendo tantas porquerías que con dejarlas 4 días perdí peso (ejem).
Mi meta era perder 10kg, al principio fue fácil y en poco más de un mes estaba llegando al objetivo, pero empecé a estancarme y a aburrirme. Pensaba aguantar hasta conseguirlo, pero cogí un virus de garganta bastante fuerte y tuve que empezar a comer fruta para aumentar el aporte de vitamina C, por lo que decidí dejarlo donde estaba y retocarlo después de verano, así que entré en fase 3, que es la fase en la que estoy ahora.

Lo curioso es que en esta fase se supone que tu cuerpo se estabiliza para que, cuando vuelvas a la "normalidad" no haya efecto rebote, por tanto no adelgazas. En mi caso, no sólo he seguido adelgazando logrando mi objetivo, sino que he perdido casi 2kg más.

La verdad es que por cuestión de estética ya no siento que deba seguir perdiendo peso, pero por temas de salud sigo con la idea de retomarlo, como ya tenía planeado, al acabar el verano.

Mis impresiones sobre la dieta... No es demasiado "sana" (aún así he comido mejor de lo que suelo comer), pero es rápida, efectiva, te obliga a andar al menos 20 minutos al día y a beber mucha, mucha agua. Eso sí, al no tomar carbohidratos durante toda la fase 1/2 ni azúcares (ya que la fruta queda prohibida), no aconsejo hacer deporte de tipo aeróbico muy fuerte porque puedes marearte e, incluso, perder el conocimiento.

Yo estoy contenta, me siento más ligera, más ágil, más joven... Puedo volver a ponerme ropa de hace años y vuelvo a entrar en las tallas de Zara.

Sólo un último consejo: recomiendo hacerse un análisis de sangre antes y después de la dieta, porque el consumo excesivo de lácteos y huevos puede producir colesterol (además de todas las consecuencias que tiene para la salud hacer una dieta hiperproteica.

jueves, 30 de agosto de 2012

Low cost

¿Por qué comprar caro si puedes encontrar lo mismo mucho más barato?
Yo hace mucho que puse en mi lista negra a las marcas baratas porque no me daban la calidad que esperaba y, para eso, prefería gastar un poco más (o bastante más) y comprarme M.A.C. o similares. A mi bolsillo le dolía, pero mi piel lo agradecía y el resultado era fabuloso.
Con la crisis y la retirada del mercado de mi colorete favorito de Estée Lauder, me puse manos a la obra para ver qué otra marca me ofrecía lo que necesitaba. Pero desistí porque ninguna tenía ese tono melocotón degradado hacia rosa.

Viendo varios blogs empecé a oir hablar de Nyx, el hecho de que la comparasen con M.A.C. me llevó a superar mis prejuicios y compré una barra de labios (tono "haute melon"). Me enamoró y creí haber descubierto América... Hasta que ví que lo vendían en muchas perfumerías de mi ciudad y lo ponían, no junto a Margaret Astor o Bourjois... ¡sino junto a Essence! Una marca enfocada a niñas... Mi gozo en un pozo, vaya.

En otro momento de mi vida ahí habría acabado todo, pero con mi cuenta acercándose peligrosamente al color rojo, la responsabilidad que conlleva ser una señora casada y que mi hermana se había enamorado de mi nueva barra de labios por lo que tuve que regalársela, me puse a curiosear un poco...
Lamentablemente el stand de Nyx parece estar recién salido de una guerra (por eso de que está orientado a pre adoleacentes) y es difícil encontrar algo interesante en ellos porque suelen estar arrasados y desordenados.
Con lagrimitas en los ojos y tras visitar todas las perfumerías de la ciudad buscando LA barra de labios mis ojos se posaron en el stand de Catrice. Fue una señal del destino porque justo ahí encontre el tester del colorete de la edición limitada Revoltaire: el hermano gemelo de mi querido colorete de Estee Lauder. Y por 4€.
Esta experiencia ha marcado un antes y un después en mi vida, me atreví a comprar sombras y un set de brochas y los resultados me han sorprendido.
No me atrevería a usar una base líquida ni un corrector (de momento) pero mis coloretes, pintauñas, sombras y barras de labios ahora son high quality at low cost.